El Papel de las Sanciones Tecnológicas en la Paralización de la Maquinaria Bélica de Rusia
La guerra emprendida por Rusia contra Ucrania ha sido objeto de muchas sanciones, no solo económicas sino también tecnológicas, para intentar detener la guerra. Iryna Bogdanova, investigadora postdoctoral del World Trade Institute de la Universidad de Berna, analiza estas sanciones tecnológicas, su papel y eficacia en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La brutal guerra emprendida por Rusia contra Ucrania está ocurriendo en varios frentes, incluido el económico. Desde que comenzó la invasión a gran escala el 24 de febrero de 2022, las sanciones económicas que se impusieron a Rusia se han endurecido considerablemente en un esfuerzo por detener la guerra. Las sanciones tecnológicas —que pueden definirse como prohibiciones al suministro de productos de doble uso y restricciones en tecnología, componentes y software dirigidas a determinados sectores— han formado parte de estos esfuerzos. Es en este contexto que el presente artículo examina dichas sanciones, el papel que desempeñan y su eficacia.
Sanciones Tecnológicas: A medias en 2014 y a fondo en 2022
Luego de que Rusia se anexara ilícitamente la Península de Crimea en 2014 y comenzara un conflicto militar al este de Ucrania, varios Estados le impusieron sanciones económicas unilaterales (por ejemplo, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá). Estas sanciones incluyen restricciones a la exportación y re-exportación de tecnología para los sectores rusos de defensa y energía, aunque las mismas se formularon de manera intencionalmente vaga. Por ejemplo, las sanciones de la UE que prohibían la provisión de equipos, tecnología y servicios al sector energético ruso blindaron totalmente a las empresas de gas de dicho país—PJSC Gazprom y PJSC Novatek— y presentaban diversos y serios vacíos legales.
El continuo suministro de tecnologías occidentales a Rusia para sostener el sector de defensa ruso debe adjudicarse a la formulación ambigua de estas medidas y a los esfuerzos a medias para ejecutarlas, sumado a las sofisticadas redes de adquisición de Rusia. Esto se hizo increíblemente evidente a medida que se desarrollaba la invasión de Ucrania. En agosto, el Instituto Real de Servicios Unidos reveló el uso generalizado de componentes extranjeros en el equipamiento militar ruso, señalando que “se identificaron 450 componentes únicos suministrados principalmente por fabricantes occidentales, de los cuales al menos 317 provenían de empresas con sede en Estados Unidos”.
Luego de la invasión, rápidamente se aplicaron sanciones contra Rusia en materia tecnológica. La Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EE.UU. describió las sanciones estadounidenses pertinentes como “la aplicación más extensiva, por parte de las autoridades de exportación del Departamento de Comercio, sobre artículos estadounidenses, incluida la tecnología, así como también sobre artículos extranjeros producidos utilizando equipos, software y planos estadounidenses, impuestas a una sola nación”. Una característica distintiva de estas restricciones a la exportación es la aplicación de la regla de Producto Directo Extranjero. Conforme a esta regla, un artículo producido en el extranjero y situado fuera de Estados Unidos está sujeto a las normas de control de las exportaciones estadounidenses prescritas por el Reglamento de Administración de las Exportaciones de Estados Unidos (EAR, por sus siglas en inglés) si se trata de un “producto directo” de “tecnología” o “software “específicos o si es producido por una planta o un “componente principal” de una planta que a su vez es un “producto directo” de “tecnología” o “software” específicos. La aplicación de la regla de Producto Directo Extranjero a las exportaciones rusas ya ha sido bautizada como la “regla Huawei con esteroides”, lo cual implica que las restricciones similares impuestas a Huawei palidecen en comparación con la prohibición de todo el país sobre una serie de productos destinados a Rusia.
Entre los artículos sometidos a estrictos controles en materia de exportación inicialmente se incluían los semiconductores, computadoras, telecomunicaciones, equipos de seguridad de la información, láser y sensores. Posteriormente, estas restricciones se extendieron a las refinerías de petróleo rusas y se reforzó el control sobre la exportación y re-exportación de tecnología sensible de doble uso, software o productos básicos que pudieran utilizarse para apoyar el esfuerzo bélico de Rusia. Además, las principales aerolíneas rusas —Aeroflot, Aviastar, Azur Air, Nordwind Airlines, Pobeda, Rossiya, S7 Airlines y Utair— se convirtieron en objeto de órdenes de denegación temporal, que en esencia les impidieron las exportaciones de EE.UU. y artículos de origen estadounidense y aquellos fabricados en el extranjero que están sujetos al EAR. Esta última acción es una aplicación de restricciones a la exportación impuestas anteriormente, que prohibían a estas aerolíneas volar en rutas internacionales hacia y desde Rusia utilizando aviones que se encuentren sujetos a las disposiciones del EAR sin obtener una licencia.
La economía rusa ha sufrido graves consecuencias a raíz de la decisión de importantes empresas privadas de retirarse del mercado ruso.
Estados Unidos no estaba solo en esta iniciativa: una coalición de voluntarios que comprende a 38 aliados aplicaron controles similares sobre la exportación. Esta coalición consiste en Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Islandia, Japón, Liechtenstein, Nueva Zelanda, Noruega, Reino Unido, Suiza y los 27 Estados miembros de la UE.
Además de las sanciones estatales, la economía rusa ha sufrido graves consecuencias a raíz de la decisión de importantes empresas privadas, tales como las firmas de software IBM y Microsoft, plataformas de software de productividad Adobe y Slack y los gigantes del software de ingeniería, que incluyen a Dassault Systèmes de Francia, PTC con sede en Boston y Autodesk con sede en Bay Area, de retirarse del mercado ruso. Este impacto podría ser drástico: un estudio de junio determinó que las mismas han decidido interrumpir sus operaciones en Rusia.
Efectos y Eficacia de las Sanciones en materia Tecnológica
Un informe reciente de un grupo de distinguidos académicos caracteriza la economía rusa como “un coloso internamente corrupto, dependiente de la tecnología occidental” que sufre la maldición de los recursos naturales. Se puede asumir que es esta dependencia tecnológica la que quieren explotar los Estados que están aplicando estas sanciones tecnológicas. Si tendrán éxito o no continuará siendo objeto de un acalorado debate. De hecho, incluso un número reciente de The Economist contiene dos opiniones diferentes al respecto. Mientras que un artículo señala que las sanciones tecnológicas tomarán años en surtir efecto, otro informe argumenta lo contrario, afirmando que “[l]as sanciones más potentes son, de hecho, las menos discutidas: los controles a la exportación”.
Las sanciones tecnológicas perjudican a la economía rusa tanto hoy, como lo harán en el futuro.
Las sanciones tecnológicas perjudican a la economía rusa tanto hoy, como lo harán en el futuro. Se espera que las sanciones impuestas específicamente en materia tecnológica tengan efectos devastadores no sólo en la capacidad militar rusa, sino también en su capacidad para desarrollar soluciones tecnológicas para usos no militares, en particular, al restringir el acceso del país a los semiconductores. Por ejemplo, la empresa taiwanesa TSMC, una de las principales fabricantes de semiconductores, ha anunciado que acatará las sanciones impuestas contra Rusia. Además, la situación actual del mercado —la escasez mundial de semiconductores— refuerza aún más los amplios controles a la exportación. Los semiconductores son fundamentales para muchas industrias: por ejemplo, la producción interna de automóviles de Rusia se ha desplomado debido a esta escasez. Otro efecto observable de las sanciones en materia de tecnología es la escasez de repuestos y servicios de mantenimientos esenciales para la industria de la aviación, que ha provocado una creciente preocupación sobre la seguridad de los vuelos.
Vale la pena citar un informe recién publicado por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de los Estados Unidos que indica que las nuevas sanciones contra Rusia provocaron un descenso del 97% (en valor) de las exportaciones de artículos sometidos a nuevos controles desde el 24 de febrero al 12 de agosto, en comparación con el mismo período en 2021.
Por lo tanto, las sanciones tecnológicas pueden desempeñar un doble papel: privar a Rusia tanto de los componentes y tecnologías empleadas en los equipos militares como de las tecnologías necesarias para usos no militares.
Estrategias para Eludir los Efectos de las Sanciones Tecnológicas
Auto-Suficiencia Poco Realista
La primera forma de eludir los efectos negativos de las sanciones en materia tecnológica es promover la auto-suficiencia. Al menos desde 2014, Rusia ha ideado estrategias para lidiar con este tipo de sanciones. En particular, Moscú ha promovido activamente el desarrollo y aplicación de políticas de soberanía tecnológica y digital. Si bien las políticas dirigidas a la soberanía digital procuran silenciar a la oposición y a los críticos y censurar el contenido disponible para la audiencia nacional, las políticas de soberanía digital impulsan la auto-suficiencia e independencia en el sector tecnológico. Para ello, se promulgó la Estrategia para el desarrollo de la sociedad de la información de 2017–2030, que especifica que las alternativas de origen local deberán sustituir el hardware, software y los componentes extranjeros y que deberá garantizarse la independencia en materia de tecnología y producción, así como en la seguridad de la información.
Pese a estas ambiciosas aspiraciones, los analistas afirman que Rusia no podrá lograr una total auto-suficiencia en el desarrollo y producción de elementos esenciales de infraestructura tecnológica moderna, por ej., la producción de hardware, como unidades centrales de procesamiento y equipos con tecnología 5G, en un futuro cercano. Desde el 24 de febrero de 2022, estas ambiciones han enfrentado un desafío aun mayor —los controles a la exportación aplicados por las economías más avanzadas en términos tecnológicos.
Giro Problemático para Asia
La próxima estrategia para mitigar las repercusiones negativas de las sanciones tecnológicas es reemplazar a los proveedores occidentales por chinos. Tanto los funcionarios rusos como la población han depositado sus esperanzas en China y en las empresas chinas. Sin embargo, sus esperanzas podrían verse frustradas. El potencial de China para suavizar los posibles efectos negativos de las sanciones tecnológicas es cuestionable debido a consideraciones históricas, políticas y tecnológicas. Tal como observan los economistas, históricamente Rusia ha dependido en gran medida de la tecnología y los conocimientos especializados occidentales desde los primeros días de sus exportaciones de gas y petróleo. Desde el punto de vista político, incluso antes de la guerra, Rusia dudaba del hecho de depender totalmente de las tecnologías chinas, tal como lo muestra su deseo de diversificar los proveedores de equipos 5G. Desde el punto de vista tecnológico, China no está en condiciones de proveer algunas de las tecnologías requeridas por Rusia. A este respecto, es preciso destacar que “al ser un país importador neto de gas y petróleo, las empresas de energía de China carecen de muchas de las tecnologías necesarias para el servicio y mantenimiento del sector de gas y petróleo ruso desde un punto de vista tecnológico”.
Importaciones Paralelas en la Sombra
El tercer enfoque para mitigar las repercusiones negativas de las sanciones tecnológicas es el de permitir importaciones paralelas, lo cual Rusia ya ha realizado. El sociólogo Grigory Yudin señala que entre los objetivos que persigue esta iniciativa está el de preservar una sensación de normalidad “para fomentar el escapismo que muchos rusos han abrazado desde el comienzo de la guerra”. Sin embargo, los analistas se han mostrado escépticos sobre la eficacia de esta medida para el sector de defensa y la industria automotriz: no será fácil satisfacer la demanda de estas industrias en cuanto al suministro de componentes y tecnología mediante un programa de este tipo.
Observaciones Finales
El firme deseo de detener la maquinaria bélica del Kremlin inspiró la coalición de voluntades para promulgar estrictas sanciones tecnológicas, en su mayoría canalizadas a través de regulaciones para el control de las exportaciones ya existentes. Estas sanciones han llevado a la economía rusa a emprender grandes transformaciones, tal como señaló la directora del Banco de Rusia, Elvira Nabiullina, quien reconoció que “las restricciones impuestas afectan a una parte considerable de las exportaciones e importaciones”. Además de las sanciones oficiales, la decisión de las empresas extranjeras de suspender sus operaciones en el mercado ruso también pueden tener un impacto significativo sobre esta situación”.
Sanciones han llevado a la economía rusa a emprender grandes transformaciones.
Lamentablemente para Ucrania, los efectos de estas sanciones, pese a ser obvios, no son lo suficientemente devastadores para detener la maquinaria bélica rusa a corto plazo. No obstante, con el tiempo y una aplicación estricta de las medidas restrictivas, su eficacia podría mejorar sustancialmente —en particular, si los países logran frenar los esfuerzos de Rusia para eludirlas al imponer sanciones secundarias.
Iryna Bogdanova es investigadora postdoctoral del World Trade Institute, Universidad de Berna. Su libro recientemente publicado explora la legalidad de las sanciones económicas unilaterales confome al derecho internacional. La autora desea agradecer a Zaker Ahmad por sus valiosos comentarios sobre un borrador anterior de este artículo.
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