¿Puede China Contribuir a la Acción Climática en América Latina?
China es un inversor, acreedor y socio comercial en América Latina, pero ¿qué puede hacer para contribuir a la acción climática en la región?. Sisi Tang, abogada especializada en comercio, explora los mecanismos de acreditación para proyectos de energías limpias, los canjes de deuda por clima y un tratado de libre comercio más verde como iniciativas que podrían hacer que el enfoque de China pase de la expansión económica al desarrollo sostenible.
América Latina ha reforzado sus lazos comerciales con China durante la última década. Además de su gran potencial de inversión, América Latina puede satisfacer las necesidades del mercado chino de materias primas, como soja y litio. El volumen del comercio entre América Latina y China alcanzó los USD 451.600 millones en 2021, un 41,1% más que en 2020. Hasta ese año, América Latina también atrajo USD 94.090 millones de inversiones chinas en el sector de infraestructura, incluidos los proyectos de energías limpias.
Algunos países latinoamericanos forman parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta china (BRI, por sus siglas en inglés). Hasta marzo de 2022, 20 economías de la BRI se ubican en América Latina y el Caribe, siendo Argentina la incorporación más reciente. China también ha comenzado a cambiar su foco de expansión económica hacia el desarrollo sostenible, tal como se ve reflejado en la Iniciativa para el Desarrollo Global y en el Plan de Acción Conjunto para la Cooperación en Áreas Clave (2022–2024) entre China y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Además de su gran potencial de inversión, América Latina puede satisfacer las necesidades del mercado chino de materias primas.
Como inversor, acreedor y socio comercial de América Latina, ¿Puede China mejorar sus actuales prácticas económicas y explorar nuevos métodos para contribuir a la acción climática en América Latina? Este artículo procura brindar algunos elementos de reflexión sobre tres aspectos del comercio entre China y América Latina relacionados con el cambio climático: (i) un mecanismo de acredotación para proyectos de energía limpia, (ii) canjes de deuda por clima, y (iii) un tratado de libre comercio más verde.
Mecanismo de Acreditación para Proyectos de Energía Limpia
La energía limpia es esencial para descarbonizar el sector energético —el cual contribuye a casi el 40% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a nivel mundial. China puede ayudar a ahorrar de 256 a 768 millones de toneladas equivalentes de petróleo al año, invirtiendo en proyectos de energía eólica y fotovoltaica en los países que componen la iniciativa del Cinturón y la Ruta. Los ejemplos de esto en América Latina incluyen una estación de energía fotovoltaica en la provincia de Jujuy y proyectos de energía eólica en la región de la Patagonia en Argentina.
Para garantizar que estos proyectos generen beneficios climáticos, es necesario que se realicen mediciones, informes y verificaciones adecuadas. Además, las transferencias de tecnología verde a los países anfitriones son indispensables para mejorar la eficiencia energética. China reconoció la importancia de estos facilitadores en su reciente Guía para la Promoción de la Inversión y la Financiación Climática.
El Mecanismo de Acreditación Conjunta (JCM, por sus siglas en inglés), un mecanismo de mercado desarrollado por Japón, podría servir de referencia para China. El JCM fomenta la transferencia de tecnologías con bajas emisiones de carbono al permitir la emisión de créditos a los participantes del proyecto para la reducción de emisiones. De conformidad con el Artículo 6 del Acuerdo de París, el JCM utiliza “resultados de mitigación de transferencia internacional para cumplir con las contribuciones determinadas a nivel nacional” (NDC, por sus siglas en inglés). Al hacerlo, el mecanismo cuantifica las reducciones de las emisiones que generan los proyectos del JCM en los países anfitriones.
Los créditos del JCM se conforman en un objetivo de reducción de emisiones. Por ejemplo, un proyecto de Indonesia que utilizó una solución avanzada de control de procesos en la unidad de producción de hidrógeno generó una reducción de alrededor de 22.000 toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) al año. A cambio, el inversor recibió un crédito de 2.734 tCO2e, que podía contabilizarse para las NDC del país de origen. Las metodologías, validaciones y verificaciones aprobadas garantizan un cálculo exacto y evitan el doble contabilización.
Canjes de Deuda por Clima
Otra forma de financiar la acción climática es a través de canjes de deuda por clima que permiten al acreedor aliviar la deuda a cambio de protección ecológica. Desde su introducción en 1984, este modelo se ha utilizado para proteger la selva Amazónica y los arrecifes de coral del Caribe. En 1987, los acreedores extranjeros condonaron USD 650.000 de la deuda de Bolivia a cambio de que el Gobierno de este país se comprometa a reservar 4 millones de acres de la selva amazónica para su conservación. Esta conservación podría ayudar a mitigar el cambio climático a través de la captura de carbono.
Los canjes de deuda por clima aportan un triple beneficio: buena reputación para el acreedor, alivio financiero para el deudor y capital para afrontar el cambio climático. Resultan atractivos para aquellos países que son ricos en recursos naturales y se encuentran muy endeudados. Algunos países latinoamericanos están mostrando interés. Entre ellos, Ecuador parece ser prometedor.
Los canjes de deuda por clima aportan un triple beneficio: buena reputación para el acreedor, alivio financiero para el deudor y capital para afrontar el cambio climático.
La exposición de la deuda de China en Ecuador asciende a USD 18.370 millones, lo cual equivale al 17,1% del PIB de Ecuador. Si China acepta canjear su deuda por acción climática, Ecuador podría reducir sus emisiones de CO2 en 39 millones de toneladas al año, lo que de otro modo costaría USD 12.650 millones o el 11,78 % del PIB de Ecuador. Estos gráficos se suman al potencial de canje de deuda de dicho país.
Una propuesta es que China condone a Ecuador USD 440 millones de su deuda a cambio de la conservación de 200.000 hectáreas de la selva amazónica, lo que evitaría 117 millones de emisiones de tCO2. Un plan menos ambicioso sugiere reutilizar USD 19,2 millones del monto adeudado para apoyar la investigación académica y expandir la Reserva Biológica Colonso Chalupas.
El desafío está a la vista. Reducir la deforestación requiere la creación de un programa de conservación y un monitoreo conjunto para su ejecución, posiblemente a largo plazo. Los altos costos de transacción para la negociación, el riesgo de que el apoyo político se diluya cuando las administraciones cambien y la necesidad de compromisos financieros a largo plazo pueden desalentar a los acreedores a negociar estos canjes.
La solución debería enfocarse en especificar claramente el ámbito de aplicación de las medidas de conservación. Una mayor transparencia también puede ayudar a manejar el riesgo de que el apoyo se diluya cuando asume una nueva administración. La apertura a la participación de terceros, incluidos los actores privados, podría fortalecer los compromisos financieros a largo plazo. Una historia de éxito es la conservación de la barrera de coral de Belice utilizando bonos azules, por medio de los cuales un asegurador del sector privado y una agencia pública de seguros jugaron un papel fundamental para garantizar la financiación.
China tiene motivos para emprender las conversaciones sobre canje de deuda por clima con Ecuador.
China tiene motivos para emprender las conversaciones sobre canje de deuda por clima con Ecuador. En primer lugar, el potencial de canje de deuda de Ecuador con China es alto: se trata de un país muy endeudado pero rico en recursos naturales. Además, este país está demostrando voluntad política para emprender las conversaciones de canje con propuestas creíbles. A China también le interesa ayudar a Ecuador a librarse del problema de la deuda, sobre todo teniendo en cuenta el volumen de las inversiones chinas en el exterior y la inminente crisis de deuda externa. Al ser un gran tenedor de patentes, China puede contribuir a superar las crisis de Ecuador en materia climática y de deuda mediante la transferencia de tecnologías verdes. Para China, la recompensa sería mucho más que una mejor reputación: ayudaría a Pekín a estar un paso más cerca de su objetivo de neutralidad de carbono para el 2060.
Un Tratado de Libre Comercio Más Verde
Los costos del cambio climático aumentan sin cesar, particularmente a medida que el calor, la sequía y los huracanes se intensifican. El comercio puede ayudar a reducir el costo de los bienes, servicios y tecnologías amigables con el medio ambiente para enfrentar la crisis climática. Por ejemplo, el acceso a semillas resistentes a la sequía a precios asequibles podría mejorar la resiliencia en el sector agrícola. Diseminar tecnologías con bajas emisiones de carbono en los países de ingresos medios y bajos podría reducir aproximadamente 600 millones de emisiones de tCO2e para el 2040.
Los obstáculos al comercio de bienes ambientales siguen siendo elevados en algunos países. En Brasil, los aranceles medios sobre estos bienes superan el 10%, con gravámenes sobre las palas y bujes de los aerogeneradores de hasta el 14%. Los tratados bilaterales de inversión entre China y algunos países latinoamericanos, tales como Argentina y Uruguay, no reflejan las actuales consideraciones medioambientales ya que se remontan a principios de la década de 1990. Uruguay está tratando de cerrar un nuevo tratado de comercio con China, pero las posibilidades son inciertas dada la falta de apoyo de otros miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur).
Dada la vulnerabilidad de América Latina al cambio climático, también parece ser imperativo diversificar los riesgos geográficamente.
La liberalización del comercio a través de tratados de libre comercio (TLC) es fundamental para garantizar soluciones asequibles a la crisis climática. TLC más verdes pueden aportar algo más que beneficios climáticos. Pueden aumentar las oportunidades de exportación, mejorar la calidad de vida y crear negocios y empleo. Se espera que un acuerdo comercial entre Ecuador y China aporte casi USD 1.000 millones en oportunidades de exportación para el mercado ecuatoriano. Dada la vulnerabilidad de América Latina al cambio climático, también parece ser imperativo diversificar los riesgos geográficamente.
Tres elementos son fundamentales para un TLC ambientalmente amigable: la inclusión de servicios ambientales, definiciones claras de bienes y servicios “verdes” y el uso de disposiciones ambientales. Primero, los servicios son indispensables para transferir y aplicar tecnologías con bajas emisiones de carbono. El desarrollo y la operación de los proyectos de energías renovables se basan en un conjunto de servicios. En cuanto al modo de prestación, el suministro transfronterizo (modo 1) está adquiriendo relevancia debido al desarrollo tecnológico, el cual también es importante para convertirse en una economía digital con bajas emisiones de carbono. Los servicios ambientales son el “software” para abordar la crisis climática.
En segundo lugar, las definiciones claras de bienes y servicios “verdes” son fundamentales para un TLC ambientalmente amigable. Las opiniones difieren sobre si los paneles solares o los servicios de generación de energía nuclear son ecológicos. La falta de consenso sobre estas definiciones podría llevar a una negociación infructuosa. Los países deberían considerar la posibilidad de consultar las recientes enmiendas a los Códigos del Sistema Armonizado que han mejorado la clasificación de los bienes ambientales y han ayudado a despejar dudas. En cuanto a los servicios, un estudio ha enumerado los servicios ambientales que se encuentran bajo la Clasificación Central de Productos de las Naciones Unidas utilizando “ex-outs”, una técnica familiar para los negociadores del Acuerdo sobre Bienes Ambientales.
Por último, las disposiciones ambientales, incluidas las normas voluntarias de sostenibilidad y las disposiciones sobre la conservación de los bosques, son relevantes para la mitigación del cambio climático. Aplicar normas de sostenibilidad podría ayudar a evitar o reducir el impacto negativo de las actividades económicas sobre el medio ambiente. Los mecanismos de etiquetado ecológico podrían satisfacer la creciente preferencia de los consumidores por los productos ambientalmente amigables. Incorporar acuerdos ambientales multilaterales tales como el Acuerdo de Paris dentro del preámbulo de los TLC también podría reforzar los compromisos medioambientales de los socios comerciales y marcar la pauta para una mayor cooperación en la acción por el clima.
Sisi Tang es abogada especializada en comercio y consultora en política climática del Banco Mundial en Ginebra. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a la autora y no reflejan las opiniones o puntos de vista del Banco Mundial.
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