Mari Pangestu del Banco Mundial: Es tiempo de hacer realidad la integración de la perspectiva de género en la toma de decisiones
La brecha entre la teoría y la práctica de integrar la perspectiva de género en la formulación de políticas sigue siendo grande, aunque este concepto existe desde hace décadas. Jennifer Freedman, jefa de edición del Trade and Sustainability Review del IISD, entrevista a Mari Pangestu del Banco Mundial sobre la importancia de integrar la dimensión de género en la toma de decisiones.
No falta la retórica sobre la necesidad de garantizar que se incorpore la perspectiva de género en la toma de decisiones para que las políticas tomen en cuenta los intereses e inquietudes tanto de las mujeres como de los hombres. Pero, si bien este concepto existe desde hace décadas, la brecha entre la teoría y la práctica de la integración de la perspectiva de género sigue siendo grande.
Pese a que se ha logrado cierto progreso, “es preciso que sigamos presionando”, señala Mari Pangestu, Directora Gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial.
“Siempre hablamos de integrar la perspectiva de género en la toma de decisiones, pero realmente es necesario hacerlo”, declaró en una entrevista. “Los formuladores de políticas deben tener sensibilidad en cuestiones de género y asegurarse de que las mujeres ocupen un lugar en la mesa al momento de tomar decisiones de política”.
A medida que el mundo está saliendo de la crisis por la COVID-19, resulta más importante que nunca empoderar a las mujeres emprendedoras —a quienes Pangestu se refiere como la clave para una recuperación inclusiva.
La tasa mundial de participación laboral de las mujeres es sólo del 53%, comparado con el 80% en el caso de los hombres. “Es necesario mejorar esto a través de instituciones formales e informales que sean más equitativas en términos de género”, señaló. “Las leyes y regulaciones —junto con la ejecución y aplicación de dichas regulaciones— deben garantizar que las mujeres participen en igualdad de condiciones en la fuerza de trabajo”.
“Los formuladores de políticas deben tener sensibilidad en cuestiones de género y asegurarse de que las mujeres ocupen un lugar en la mesa al momento de tomar decisiones de política".
Pero, ¿cómo convencer a los Gobiernos de que integrar la perspectiva de género es algo valioso? “Planteemos un argumento económico”, señala Pangestu. “Si se está desperdiciando la mitad de su capital humano, podemos traducirlo en la cantidad de crecimiento que se está perdiendo en la práctica. Cuanto mayor sea la participación, más productiva será la fuerza de trabajo y mayor será el crecimiento. Las mujeres también ahorran e invierten en la educación de sus hijos y esto ayuda a reducir la pobreza”.
Los países están viendo los beneficios de promover la igualdad de género y de ayudar a que las mujeres ingresen a la fuerza laboral. Por ejemplo, Arabia Saudita ha tomado una serie de medidas para promover la participación de las mujeres en las actividades económicas y puso en marcha reformas jurídicas en áreas tales como pensión, remuneración e iniciativa empresarial. Según el índice La Mujer, la Empresa y El Derecho del Banco Mundial, por primera vez, este país se sitúa por encima de la media mundial en cuanto a las reformas jurídicas para mejorar los derechos económicos de las mujeres.
Y otros países lo han notado.
“La participación de las mujeres en Arabia Saudita aumentó de un 20% a un 30%, y los países vecinos observaron que esto estaba ocurriendo y comenzaron a hacer lo mismo”, declaró Pangestu. “Pero no solo se trata de regulaciones y legislación; también debemos cambiar las normas sociales y culturales. Es un proceso —se trata de los beneficios económicos y los de otra índole”.
El cuidado de los hijos —o la falta del mismo— es “un gran obstáculo para la participación de las mujeres en la fuerza laboral”, según Pangestu. El tipo de trabajo que pueden realizar las madres también es limitado porque deben cuidar a sus hijos. La Organización Internacional del Trabajo estima que más de 600 millones de mujeres no pueden entrar a la fuerza laboral debido a sus obligaciones en torno al cuidado de sus hijos.
Una de las tareas de Pangestu como Ministra de Comercio de Indonesia, desde 2004 hasta 2011, fue revitalizar los mercados públicos. Si bien el foco se centraba en la infraestructura física, como por ejemplo mejorar los techos, durante una de las muchas visitas realizadas a los mercados, Pangestu notó que los trabajadores del mercado eran en su mayoría mujeres, muchas con sus hijos. “Me dije, esto no está bien, y realizamos un trabajo de observación para facilitar el trabajo de las mujeres”, recuerda. “Añadimos instalaciones para el cuidado de los niños en todos los mercados y rediseñamos los baños para que estuvieran equipados para las mujeres y el amamantamiento de sus hijos. Las mujeres pagan por estos servicios”.
Pangestu es particularmente sensible a las necesidades de las mujeres —y a los desafíos que enfrentan— debido a su propia experiencia en la superación de obstáculos debido a la burocracia de Indonesia. Es la primera mujer indonesia de descendencia china que ocupa un puesto en el gabinete de este país del sudeste asiático, y que es católica en un país principalmente musulmán. Su trayectoria profesional no ha sido fácil.
“Como mujer y como minoría, tienes que pasar una doble prueba Debes demostrar que puedes hacer el trabajo".
“Como mujer y como minoría, tienes que pasar una doble prueba”, explica Pangestu. “Debes demostrar que puedes hacer el trabajo. El nivel de exigencia es más alto que el de los hombres, y se nos observa para ver si podemos hacerlo. He tenido muchas experiencias en mi carrera en este sentido. Estás ahí para allanar el camino para otras mujeres”.
Pangestu afirma que no podría haberlo logrado sin la ayuda de mentores que la guiaron con opiniones sinceras (aunque a veces duras) sobre su rendimiento laboral y a una red de contactos que estaban muy atentos. “Para ser la primera en algo, recibir ayuda y apoyo para tener éxito, necesitaba comentarios en tiempo real”, aclaró.
Replantear las Cadenas de Valor Mundiales en Medio de una Pandemia y de una Guerra
Al igual que el empoderamiento económico de las mujeres, la participación en las cadenas de valor mundiales también es clave para que el mundo se recupere de la pandemia y para que pueda resistir los efectos secundarios de la guerra entre Rusia y Ucrania, señala Pangestu. El conflicto ha provocado turbulencias en los mercados financieros y de materias primas, ha modificado los costos internacionales en materia energética, ha alimentado la incertidumbre sobre la recuperación de la economía mundial y ha agravado la seguridad alimentaria en todo el planeta.
“Se produjeron muchas perturbaciones en las cadenas de valor durante la pandemia y esto llevó a cuestionar el valor de las mismas”, señaló. “Pero las investigaciones demuestran que formar parte de las cadenas de valor mundiales aumenta la resiliencia a las crisis. Antes pensábamos en las cadenas de valor mundiales en términos de eficiencia, pero con la pandemia, y ahora con la guerra en Ucrania, tenemos que revaluar esto en términos de resiliencia y preocupaciones por la seguridad”.
La participación en las cadenas de valor mundiales ha ayudado a muchos países, especialmente a las economías en desarrollo, a capear y recuperarse más rápido de la pandemia. Una mayor resiliencia implica una mayor diversificación de las importaciones —obteniendo insumos que incluyen productos derivados del petróleo y el gas, microchips, ciertos minerales y fertilizantes de más mercados— y también la diversificación de los mercados de exportación. Esta es una buena noticia para los países en desarrollo, afirma Pangestu.
“Los grandes países buscan diversificarse, así que en áreas tales como la confección de indumentaria y el sector textil, que requieren mucha mano de obra, vamos a observar más cadenas de valor regionales que mundiales. Esto abre oportunidades para que los países africanos puedan ingresar a las cadenas de valor mundiales que requieren un uso intensivo de mano de obra debido a su proximidad y también porque muchos países africanos tienen acceso preferencial al libre comercio con Europa y Estados Unidos. Esto también ocurre en los países de América Latina y el Caribe, pero estos deben trabajar en sus políticas, financiación comercial, facilitación del comercio, etc. —deben poner su casa en orden”.
Asia del Este ya se está diversificando lejos de China, en parte no solo debido a las tensiones comerciales entre Pekín y Washington, sino también porque los costos en China están subiendo. “Ya existe un movimiento hacia Vietnam y otras partes de Asia, y esto continuará, también en el Sudeste y el Sur de Asia”, predice Pangestu. “Pero no solo se trata de costos laborales; si se desea aumentar el valor agregado, también es preciso invertir en la capacitación de los trabajadores”.
Los formuladores de políticas también deben impulsar la inclusividad para ampliar los beneficios del comercio, señaló. Esto implica eliminar los obstáculos para la movilidad laboral entre los diferentes sectores y a nivel nacional.
“Las repercusiones negativas en una región que es menos competitiva pueden ser duraderos porque su población no puede trasladarse a la región o el sector donde la ventaja comparativa está en auge. Necesitamos políticas que permitan la movilidad física y laboral de los sectores rezagados a los sectores en crecimiento. Esto es, en parte, una cuestión de conectividad, pero también se requiere re-entrenar y educar a los trabajadores”.
Las mujeres comerciantes, en particular, deben ser educadas sobre cómo exportar y lidiar con todos los trámites relacionados y las regulaciones y procedimientos fronterizos, dijo Pangestu. Los formuladores de políticas de los países en desarrollo también deben abordar la cuestión de las medidas arancelarias en sectores que emplean a muchas mujeres, tales como el agrícola y el textil. Estos llamados aranceles rosas son un 6% más altos que los de los sectores dominados por hombres.
Las Restricciones Comerciales No Son la Respuesta a la Inflación Alimentaria
Pangestu tiene otro consejo para los formuladores de políticas: que dejen de obstaculizar el comercio con medidas tales como las restricciones a la exportación.
Actualmente, tras más de seis meses de guerra entre Ucrania y Rusia, que ha reducido las exportaciones de fertilizantes y productos básicos tales como trigo, cebada, aceite de girasol y maíz, las restricciones a la exportación están haciendo que los precios de los alimentos suban aún más. Si bien el precio del trigo —un producto básico clave en muchos países en desarrollo— ha caído desde su pico en marzo, alrededor de tres docenas de Gobiernos han restringido las exportaciones de alimentos y fertilizantes en un intento por frenar la inflación.
Están haciendo justamente lo contrario, argumenta Pangestu.
“Los países exportadores deberían abstenerse de acumular reservas y de imponer prohibiciones o impuestos a la exportación como respuesta al aumento de los precios de los alimentos y los fertilizantes, ya que esto agravará o prolongará el problema a nivel mundial”, dijo. “Si se imponen restricciones, al menos deberían ser limitadas en el tiempo, transparentes, específicas y coherentes con las normas [de la Organización Mundial del Comercio] y tener en cuenta su impacto en otros países, especialmente en los países menos adelantados”.
Pangestu tiene otro consejo para los formuladores de políticas: que dejen de obstaculizar el comercio con medidas tales como las restricciones a la exportación.
Los países importadores, por su parte, “deberían intentar diversificar las importaciones de productos alimentarios y fertilizantes, en particular de los proveedores que están imponiendo prohibiciones a la exportación”, añadió. “También deberían eliminar los aranceles, paraaranceles y otros impuestos sobre los productos alimentarios. Un compromiso de reforma permanente de las políticas de importación de alimentos, en lugar de una suspensión temporal de los aranceles, probablemente atraería a nuevos exportadores al mercado”.
“No Existe una Fórmula Perfecta” para Equilibrar la Maternidad y una Carrera Profesional
Cuando no está preocupada por las restricciones a la exportación, los derechos de las mujeres, la crisis alimentaria y el futuro del mundo, a Pangestu le gusta bucear. Se sintió atraída por los océanos y el medio ambiente mucho antes de ocupar un cargo público como Ministra de Comercio de Indonesia en 2004, y se aficionó al buceo cuando fue convocada para ser Ministra de Turismo en 2011.
“Pude viajar por todo el país y ver nuestra rica cultura”, recuerda. “Me apasioné, y eso me llevó a desarrollar una pasión por los océanos”.
Cuando no está preocupada por las restricciones a la exportación, los derechos de las mujeres, la crisis alimentaria y el futuro del mundo, a Pangestu le gusta bucear.
También consiguió criar a dos hijos y puede considerarse como un ejemplo de cómo, con la ayuda de una familia que la apoye, una mujer puede lograr un equilibrio entre su carrera profesional y la maternidad.
“La gente siempre pregunta cómo se puede desempeñar este doble papel de madre y profesional, pero no hay una fórmula perfecta”, declara Pangestu. “Puedes tener una carrera fantástica y tiempo de calidad con tus hijos, pero siempre habrá tensiones y tendrás que gestionar los contratiempos, y siempre te sentirás culpable si no pasas tiempo suficiente con tus hijos. Pero conté con una buena familia extendida que me ayudaba a cuidarlos; los parientes siempre han sido una red de apoyo. De otra manera, no creo que hubiera sido capaz de manejar el papel que implica tener una familia”.
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