Retos para Promover la Agricultura con Bajas Emisiones de Carbono A Través de Políticas Públicas y Medidas de Ayuda en Brasil
La productividad agrícola en Brasil ha aumentado en los últimos años, lo que ha situado a la agricultura de bajas emisiones de carbono en el centro del debate sobre el desarrollo de un sector agrícola resiliente. Leila Harfuch, Rodrigo C. A. Lima y Gustavo Dantas Lobo analizan cómo estas políticas pueden conciliar la producción y la conservación para lograr una agricultura más sostenible en Brasil.
La productividad agropecuaria en Brasil, el mayor exportador de soja y carne vacuna del mundo, creció un 105,6% entre 2000 y 2013 gracias a las innovaciones tecnológicas. El fomento de la tecnología y las buenas prácticas a lo largo de los últimos 30 años ha ayudado a mejorar la eficiencia de la ganadería, con un aumento del 172% en la productividad. Durante el mismo periodo, la pastura dedicada a la producción ganadera ha disminuido un 16%, reduciéndose a unos 161 millones de hectáreas en 2023.
Este crecimiento extraordinario de la producción se debe a la adopción de tecnología y al aumento de la productividad. Sin embargo, este también genera efectos negativos desde el punto de vista ambiental, como la deforestación, las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad, entre otras externalidades negativas. En 2023, las exportaciones agrícolas alcanzaron los USD 166.500 millones, lo que representa el 49% del total de las exportaciones de Brasil.
Al abordar la deforestación, mejorar las prácticas agrícolas, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y frenar la perdida de biodiversidad, la agricultura puede contribuir tanto a la producción como a la conservación, y ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
El fomento de la agricultura con bajas emisiones de carbono ocupa un lugar central en los debates sobre cómo promover un sector agrícola resiliente en Brasil.
El fomento de la agricultura con bajas emisiones de carbono —que comprende prácticas y tecnologías de mitigación y adaptación— ocupa un lugar central en los debates sobre cómo promover un sector agrícola resiliente en Brasil. En concordancia con este objetivo, este artículo describe algunos avances recientes en materia de ayudas y políticas públicas para promover la agricultura con bajas emisiones de carbono en este país y sugiere mejoras para alinear la financiación hacia una agricultura resiliente.
Una Serie de Políticas Apoyan la Transición de Este Sector
En 2011, Brasil creó el Plan de Agricultura con Bajas Emisiones de Carbono (ABC) para reducir sus emisiones de carbono. Además, el Programa Nacional para el Fortalecimiento de la Agricultura Familiar, conocido como Pronaf, presta apoyo a los agricultores familiares con el objeto de mejorar la productividad y fomentar buenas prácticas agrícolas.
El Sistema Nacional de Crédito Rural, que data de la década de 1960, procura desarrollar el sector agrícola de Brasil dirigiendo la financiación hacia este sector. Para determinadas fuentes de financiación, el crédito rural se subvenciona a través del Tesoro Nacional, que ofrece créditos en condiciones favorables. Esto se realiza a través de créditos a los agricultores a un tipo de interés inferior al del mercado para promover la inversión, la industrialización y la comercialización. Estas subvenciones no adoptan la forma de pagos directos, lo que constituye una peculiaridad de la política de crédito rural agrícola de Brasil. El Plan Cosecha (denominado Plano Safra en portugués) es la principal política pública de crédito rural para este sector: solamente en el periodo comprendido entre 2022 y 2024, los créditos rurales otorgados en Brasil representaron un valor de BRL 359.000 millones (aproximadamente USD 62.000 millones).
El instrumento de crédito a la inversión para incentivar la agricultura con bajas emisiones de carbono en Brasil es el Plan ABC+, rebautizado en julio de 2023 como RenovAgro. RenovAgro posee nueve subprogramas destinados a financiar sistemas, prácticas, productos y procesos de producción sostenibles para apoyar la transición tecnológica en actividades agrícolas y ganaderas, promover los sistemas de integración, las prácticas de siembra directa, la producción orgánica, la plantación de bosques y el cumplimiento ambiental, entre otros.
Brasil puso en marcha la primera fase del Plan ABC en 2011. Este plan integró las Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas para reducir las emisiones de GEI del sector agrícola entre 2010 y 2020. Los objetivos estaban dirigidos a (i) recuperar 15 millones de hectáreas de pasturas degradadas; (ii) aplicar sistemas integrados en 4 millones de hectáreas (cultivo, ganadería, silvicultura, y su combinación); (iii) aumentar las prácticas de siembra directa en 8 millones de hectáreas; (iv) promover la fijación biológica de nitrógeno en otras 5,5 millones de hectáreas; (v) ampliar los bosques plantados en 3 millones de hectáreas y (vi) mejorar la gestión de residuos de origen animal para la bioenergía de 4,4 millones de m3.
Según el Ministerio de Agricultura, la aplicación del Plan ABC superó sus objetivos, al alcanzar 54 millones de hectáreas de tierras agrícolas y 38 millones de m3 de tratamiento de residuos de origen animal, lo que permitió la reducción de 193,67 millones de Mg de CO2eq entre 2010 y 2020.
Brasil Sube la Vara con los Nuevos Objetivos del Plan ABC+ Plan
El Plan ABC+ se puso en marcha en 2021 para promover el desarrollo de la agricultura con bajas emisiones de carbono y resiliente al clima en Brasil, así como también para apoyar sus esfuerzos de conformidad con el Acuerdo de París. Establece objetivos más ambiciosos que los de su predecesor, el Plan ABC: (i) recuperar 30 millones de hectáreas de pasturas degradadas; (ii) aplicar sistemas integrados en 10 millones de hectáreas (cultivo, ganadería, silvicultura, y su combinación); (iii) aumentar las prácticas de siembra directa en 12,58 millones de hectáreas; (iv) implementar sistemas agroforestales en 100.000 hectáreas; (v) ampliar los bosques plantados en 4 millones de hectáreas; (vi) aplicar bioinsumos en 13 millones de hectáreas; (vii) implementar sistemas de riego en 3 millones de hectáreas; (viii) sacrificar intensivamente 5 millones de animales y (ix) gestionar los residuos de la producción animal de 208,40 millones de m3.
La necesidad de hacer un seguimiento, presentar información y verificar la aplicación de tecnologías ocupa el centro de las últimas políticas de agricultura con bajas emisiones de carbono.
Los objetivos del Plan ABC+ son extremadamente ambiciosos y prevén abarcar 72,68 millones de hectáreas de aquí a 2030. Se ha aprobado un mecanismo de gobernanza para este plan, y la necesidad de hacer un seguimiento, presentar información y verificar la aplicación de tecnologías ocupa el centro de las últimas políticas de agricultura con bajas emisiones de carbono.
Según la Iniciativa de Bonos Climáticos de 2022 (CBI, por sus siglas en inglés) de Brasil, las operaciones de crédito rural son mucho más sostenibles que las del Plan ABC+ /RenovAgro. La CBI analizó 21 programas y planes de Brasil (incluido el Plan ABC+) y concluyó que el 71,4% de los recursos procedentes de sus operaciones cumplían con los criterios de elegibilidad de la taxonomía de la CBI —incluidos los requisitos de no conversión de tierras con altas reservas de carbono, el estatus del uso de la tierra, la reducción de las emisiones de GEI, las mejores prácticas y el bienestar animal. El hecho de que un número significativo de estos programas incluyan los criterios agrícolas de la CBI parece sugerir que existe una alta aceptación de los criterios de sostenibilidad entre estos programas y planes.
Agroicone desarrolló una metodología para clasificar la alineación de los recursos de crédito rural brasileros con una trayectoria de sostenibilidad del sector agrícola. Esta metodología reveló que sólo se destinaron BRL 6.000 millones (6,2%) de un total de BRL 97.000 millones de crédito rural a inversiones en agricultura con bajas emisiones de carbono en el año agrícola de 2022/23, de los cuales BRL 3.900 millones corresponden al Plan ABC+/RenovAgro. (En ausencia de una taxonomía para clasificar los recursos sostenibles destinados a la agricultura en Brasil, Agroicone desarrolló una metodología para esta clasificación considerando la base conceptual del Plan ABC+, incluyendo buenas prácticas y tecnologías agrícolas, así como otras políticas públicas que enumeran productos y actividades de socio-biodiversidad. La metodología considera cinco niveles de análisis de la base de datos de crédito rural. El primero de ellos sólo considera las líneas de crédito de inversión para la transición hacia una agricultura con bajas emisiones de carbono (como RenovAgro y otros), mientras que el quinto nivel contempla toda la información de los contratos de crédito que proporciona datos sobre el potencial de reducción de las externalidades ambientales de la producción agrícola. Los diferentes niveles nos permiten comprender en qué medida los contratos de crédito rural incorporan prácticas y tecnologías para fomentar una agricultura con bajas emisiones de carbono.)
Al incluir los productos financiados, los sistemas de producción identificados y/o los elementos de clasificación, la suma alcanzada fue de BRL 63.000 millones (20,6%) de los BRL 306.000 millones de costos e inversiones financiadas por la política de crédito rural. Cabe destacar que el Ministerio de Hacienda brasilero está desarrollando su propia política de taxonomía sostenible para todos los sectores, incluidos la agricultura, la ganadería y la silvicultura.
El Acceso al Crédito Se Ha Vuelto Más Difícil desde 2023
Fortalecer los requisitos de sostenibilidad en la agricultura es uno de los objetivos de la política de crédito rural. Entre los principales objetivos de los últimos años se incluyen el control de la deforestación ilegal, la salvaguardia de los procesos de cumplimiento dentro del Registro Ambiental Rural y la garantía de que no se embarguen las explotaciones agrícolas.
Las nuevas regulaciones que hacen más estricto el acceso al crédito y la creación de incentivos para el cumplimiento ambiental entraron en vigor en 2023. Estos cambios incluyen
- Conformidad con las restricciones de acceso a créditos relacionadas con aspectos socioambientales para toda la propiedad rural, no solo para el proyecto o el área financiada.
- La cancelación o suspensión del Registro Ambiental Rural (obligatorio para todos los biomas desde 2020) impedirá la obtención de créditos, ya que el área en cuestión no cumpliría con los requisitos del Código Forestal.
- La inclusión de los embargos ambientales emitidos por organismos estatales, no solo federales, y no solo para el bioma amazónico, sino para todos los biomas.
- No se concederá un crédito rural a una empresa ubicada en una propiedad rural, total o parcialmente localizada en una Selva Pública de Tipo B (no designada) inscripta en el Registro Nacional de Selvas Públicas del Servicio Forestal brasilero, excepto las propiedades rurales con titulo de propiedad y las que cuenten con cuatro módulos fiscales cuyos trámites de regularización de tierras hayan sido analizados y otorgados por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria.
En la Figura 1 se describe la evolución desde 2008 del marco regulatorio que comprende el crédito rural, en concordancia con los objetivos sociales, ambientales y climáticos.
En 2024 se reforzaron los incentivos a la agricultura sostenible. Las empresas financieras cuyas certificaciones son reconocidas por el Ministerio de Agricultura de Brasil y las empresas que se beneficiaron del programa RenovAgro durante los últimos cinco años de cosecha recibirán un descuento en el tipo de interés del crédito para costeo contratado con recursos financieros igualados o con recursos financieros obligatorios en el Programa Nacional de Apoyo a los Medianos Productores Rurales (Pronamp) o por otros productores rurales, siempre y cuando la actividad financiada para el costeo coincida con el área cubierta por el contrato de inversión.
¿Cómo Puede Mejorar Brasil el Apoyo a la Mitigación y Adaptación de su Sector Agrícola?
Promover la agricultura con bajas emisiones de carbono es esencial para Brasil. Esto se debe en gran medida a dos factores: la necesidad de reducir las emisiones y permitir la adaptación, y la importancia de fomentar acciones climáticas en materia de agricultura y seguridad alimentaria como parte de las acciones climáticas del país.
El seguimiento de la adopción de tecnologías con bajas emisiones de carbono y el rastreo del uso de los créditos concedidos por los bancos a los productores resulta fundamental para mejorar la aplicación y la supervisión de las acciones de mitigación y adaptación. Pese a que las instituciones financieras (supervisadas por el Banco Central) deberían monitorear e informar sobre estas acciones, no se verifican los resultados de las intervenciones financiadas, incluida la recuperación de pasturas y la implementación de la siembra directa.
Para garantizar que la agricultura en Brasil —llevada a cabo ya sea por productores pequeños, medianos y grandes— trabaje en aras de los objetivos de mitigación y adaptación y apoye a este país como uno de los principales productores de alimentos saludables y sostenibles, es esencial alinear las políticas agrícolas y los incentivos financieros con la agenda climática. Este proceso lleva tiempo, y para alcanzar los objetivos del Plan ABC+ es necesario aumentar el volumen de crédito rural disponible para promover la adopción de tecnologías con bajas emisiones de carbono y permitir su seguimiento.
Para alcanzar los objetivos del Plan ABC+ es necesario aumentar el volumen de crédito rural disponible para promover la adopción de tecnologías con bajas emisiones de carbono y permitir su seguimiento.
Además de mejorar el programa RenovAgro y extender el crédito disponible para adoptar tecnologías con bajas emisiones de carbono, convencer a los pequeños y medianos agricultores para que utilicen tecnologías que les permitan mitigar y adaptarse al cambio climático plantea un gran desafío. Focalizarse en las nuevas tecnologías —como la recuperación de pasturas, los sistemas integrados, la siembra directa y la fijación biológica de nitrógeno— podría promover un sector agrícola más sólido. En este sentido, las políticas públicas y las medidas de ayuda para la alimentación y la agricultura deberían aumentar el apoyo a los productores que adopten dichas tecnologías, lo que permitiría a las instituciones financieras supervisar y crear incentivos para mejorar la resiliencia de la agricultura en Brasil.
Apoyar y fomentar la agricultura con bajas emisiones de carbono es una precondición para mejorar los beneficios de la productividad, reducir las emisiones de GEI, incentivar la adaptación y llegar a los agricultores familiares, así como a los grandes y medianos productores. Estos objetivos son fundamentales para la transición agrícola de Brasil. La innovación resulta crucial para permitir la adopción de enfoques de mitigación y adaptación en diferentes sectores agrícolas. La financiación proveniente de fuentes públicas y privadas también es sumamente importante para alcanzar este objetivo.
Leila Harfuch Directora General y Miembro Asociado de Agroicone. Rodrigo C. A. Lima es Director y Miembro Asociado de Agroicone. Gustavo Dantas Lobo es investigador de Agroicone.
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